La naturaleza nos cobra muy caro la falta de preparación cuando nos enfrentamos a sus entornos. La preparación técnica en supervivencia es muy importante, sin embargo, sobre todo en actividades en tierra, la parte sicológica (mentalidad del superviviente) es la principal clave para alcanzar tu meta de sobrevivir.

Existen muchos casos que nos realzan la importancia de la fortaleza mental, inclusive sobre la preparación técnica, sin embargo uno de los más reconocidos fue lo que le ocurrió al montañista estadounidense Aron Ralston en el 2003, en el momento en que se encontraba desarrollando una actividad de senderismo en solitario en Blue John Canyon ( desierto de Utah, USA). Aron, un aficionado a las actividades al aire libre (renunció a la carrera de ingeniería para poder realizar este tipo de actividades), nunca pensó que podría vivir una crisis de supervivencia, de hecho era tal su confianza que no solo realizó esta actividad en solitario, tampoco le avisó a nadie sus planes.

En el riesgo suelen tenerse varias premisas, entre otras la ley de Murphy; «lo que pueda salir mal, saldrá mal», eso fue lo que precisamente le ocurrió a Aron ese día.

Estando en plena actividad, una roca se desprendió, aplastando su brazo derecho y atrapándolo contra la pared del cañón, estuvo atrapado por 127 horas, tratando infructuosamente de liberar su brazo, a merced del fuerte calor y la deshidratación que empezaba a hacer mella en su humanidad, cuando la poca reserva de agua se le fue acabando. Para este montañista, la suerte estaba echada, moriría atrapado en medio del desierto, sin nadie que se preocupara por buscarlo, empezó a tallar su nombre y su fecha de muerte en la pared del cañón y grabó en vídeo despidiéndose de su familia.

Otra premisa que debemos tener en cuenta en supervivencia es el planeamiento pensando en cisnes negros, es decir, pensar en lo impensable, por ejemplo; si vas a acampar en verano, las predicciones indican la posibilidad de lluvia, no descartes llevar un chubasquero, sobre todo en zonas a donde el clima es impredecible. Cinco días de infractuosos intentos de soltarse, hicieron que un deshidratado y delirante Ralston pensara en lo impensable, amputar su brazo atrapado y liberarse. Para ello tenía a mano un elemento de corte de mala calidad y sin filo (navaja multiuso ), lo que hizo más dolorosa y larga su agonía. Una vez liberado procuró agua de cualquier charco. La falta de un elemento de comunicación (no contaba con uno), estando a casi 30 kilómetros de su vehículo, la pérdida de sangre, el ambiente hostil de la zono, no amilanaron a Aron quién en esas condiciones tuvo que hacer rapel en un muro de casi 20 metros y caminar por el desierto bajo el pleno sol del medio día acompañado de buitres carroñeros que esperaban su presa.

Otro aspecto importante en la supervivencia es el factor suerte, sin embargo no debemos basar nuestra vida en dicho aspecto, el planeamiento acertado y una adecuada capacitación son indispensables para salir de una crisis de este tipo.

Aron contó con suerte, encontró a tres turistas en el camino quienes le dieron agua y alertaron a las autoridades. Fue rescatado y evacuado vía helicóptero seis horas después de la amputación de su brazo.

La experiencia de Aron fue llevada posteriormente al cine en la película 127 horas.