En los refugios individuales, los espacios se reducen, lo que limita la capacidad de abastecimiento y favorece el desarrollo de problemas físicos y psicológicos. Por tal razón, la persona debe prever elementos de esparcimiento como libros, juegos, radio transistor de pilas con baterías suficientes, DVD con películas y un despertador para controlar el tiempo, en caso de tener que vigilar el refugio a determinadas horas u obligarse a cumplir horarios (salud mental).

El espacio mínimo recomendado para un refugio familiar es de 6 m² por cada 4 personas (1,5 m² adicional por cada persona de más), salvo que usted esté en el campo o en espacios abiertos, el espacio siempre será insuficiente afectándonos de una u otra forma. Algunas de esas enfermedades son sicológicas, por lo que debemos tener en cuenta prepararnos técnica y sicológicamente para cualquier emergencia o desastre. Algunas de esas enfermedades son:

Fiebre de cabaña: El síndrome o fiebre de cabaña no es una enfermedad perse por lo que no tiene un pronóstico definido, sin embargo sus síntomas pueden afectar no solo el bienestar físico y sicológico de quién la padece y su entorno al llevar al paciente a tomar decisiones irracionales, tales como suicidio, esquizofrenia paranoide, abandonar el refugio en condiciones de peligro externas, entre otras, también potencialmente podrían amenazar su vida o la vida del grupo con el que comparte confinamiento. Este estado mental está relacionado con las personas que viven forzosamente en espacios estrechos, inhóspitos, remotos, aislados o monótonos. Parece que la causa de este desorden es el aislamiento y las condiciones de estrechez, monotonía, soledad o malas compañías, el estado del clima y el confinamiento con niños, entre otros.

Síntomas: generalmente, sensación de desasosiego, claustrofobia, depresión, ansiedad, irritabilidad, soledad, impaciencia, aburrimiento y frustración. La situación se agrava cuando la persona busca refugio en el alcohol o las drogas porque empieza a ser un problema serio para quienes comparten con ella. En Estados Unidos, existen antecedentes de suicidio por confinamiento durante la pandemia de influenza (gripe española) en 1918 y 1919; también en Hong Kong, en 2003, por el síndrome respiratorio agudo severo SARS, entre otros. De igual manera, se han reportado numerosos casos de suicidio durante la pandemia de covid-19.

Agorafobia: se le asocia con el trastorno de pánico relacionado con la fobia a las multitudes o a estar solo en espacios exteriores y puede ser incapacitante. Puede darse en personas que llevan mucho tiempo en confinamiento o que han tenido situaciones de pánico y temen volver a tenerlas. Sus síntomas son pánico y sensación de inseguridad al salir de casa, temor a volver al trabajo o a reunirse con personas.

Depresión de invierno: el trastorno de la depresión invernal se asocia con los niveles de melatonina (sustancia natural que determina el ciclo sueño-vigilia) y con la falta de vitamina D (que se encuentra en la luz solar, en el huevo y los pescados grasos, como el atún y el salmón).

Síntomas: exceso de sueño, cambios en el apetito, aumento de peso, cansancio o falta de energía, cambios en el estado de ánimo.